Una vez que ya sabemos qué tipo de huerto queremos instalar en nuestro centro, el siguiente paso será ver qué lugar es el más idóneo. Tenemos que considerar los siguientes aspectos:
¿A qué distancia pongo las plantas?
Hablando como si fuéramos auténticos hortelanos, nos referimos a los MARCOS DE PLANTACIÓN. Si distribuimos adecuadamente nuestras plantas en el terreno, aseguramos que les de la luz de forma uniforme, que estén bien aireadas, que se desarrollen bien los frutos, que dificultemos el trabajo a las plagas y que las plantas tengan el alimento suficiente.
¿Siembra directa o semillero?
Si sembramos en semillero para después trasplantar a la tierra, conseguimos que las plantas se desarrollen en un ambiente más controlado, protegido de las inclemencias del tiempo y, además, las plantas se desarrollarán mejor porque no tendrán competencia con otras hierbas que puedan crecer. La siembra en semilleros viene bien para algunas especies como lechuga, pimiento, pepino, tomate, melón, sandía, calabaza, col, apio, puerro, cebolla o coliflor, mientras que la siembra directa es más frecuente en zanahoria, rabanito, judía, guisante, haba, calabacín, acelga o alcachofa. No obstante, la mayoría de las hortalizas se pueden sembrar en semilleros, teniendo en cuenta su volumen según el Semillero biodegradable tamaño de las semillas.
¿Pero cuándo trasplanto del semillero a la tierra?
Dicen los entendidos que tenemos que trasplantar cuando la altura del plantón es aproximadamente igual a la profundidad del semillero.
Y la siembra directa, ¿cómo la hacemos?
Pues hay varias formas de hacerla. Las más habituales son las que ya hemos mencionado al hablar del calendario de siembra: